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domingo, 12 de julio de 2009

MISIÓN CONTINENTAL

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Anunciar el Evangelio no es un activismo descontrolado donde el que más tareas tiene y el que más se nota es el que más colabora.

Necesitas que el Espíritu profundice en tí para que puedas decir: "vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí" y entonces serás discípulo y misionero.

Estás llamado a la santidad y eso, no es una meta inalcanzable sino una necesidad para evangelizar.

Déjate guiar por Él para que tu corazón se transforme, de un corazón de piedra en un corazón de carne.



Vive en diálogo interior con el Señor para que descubras "que bueno es el Señor" y tu dicha sea "poner en Él tu refugio".

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