China: Una fe redespertada
En noviembre de 1995, un documental sobre los cristianos “underground” en China fue emitida en la television francesa. Los obispos, sacerdotes y religiosos que aparecían en vídeo fueron arrestados. Hoy, James Su Zhimin, Obispo de Baoding, sigue desaparecido. Los sacerdotes y religiosos “clandestinos” en China son vigilados muy de cerca. En este documental, sus identidades serán protegidas.
Lugar no revelado, Norte de China
En este pueblo en el norte de China, la gente trabaja en la agricultura. Son pobres, el agua es escasa, no hay calefacción ni instalaciones sanitarias. Pedro se pasa su vida viajando de pueblo a pueblo. No tiene casa propia. En 23 aldeas hay familias que le acogen una noche o dos y lleva todas sus pertenencias en una bolsa pequeña.
“P. Pedro”: “Todos los días voy a celebrar Misa, oigo confesiones y visito a los enfermos. Paso uno o dos días en cada aldea. Los domingos hay 3 o 4 Misas en lugares que hemos elegido para que muchos puedan asistir.”
El P. Pedro ha sido un sacerdote 12 años, 4 de ellos en esta parroquia. La gente espera con ansia sus visitas, y en este hogar es considerado parte de la familia, pero lo que está haciendo es ilegal. Es un sacerdote de la Iglesia “clandestina”.
“P. Pedro”: “Sufrimos persecución. La libertad de la Iglesia en China todavía es muy lejana pero tenemos que confiar porque Jesús nos dijo: “No tengáis miedo”. La Iglesia en Roma fue perseguida a lo largo de 300 años y al final ella obtuvo la libertad.
Por ahora, el gobierno chino tolera la religión sólo bajo el estricto control de las llamadas Asociaciones Patrióticas. Su propósito es asegurar que las creencias religiosas no amenacen la línea del partido.
“P. Pedro”: “Uno hasta podría decir que hay tres iglesias: una depende de la Asociación Patriótica, otra pertenece a la Iglesia y a la Asociación Patriótica y la última es completamente fiel al Papa.”
Y es una cuestión de lealtad no sólo para los sacerdotes.
José (Labrador): “Fui bautizado en la iglesia patriótica y luego me enteré de que había dos iglesias: la Patriótica y la “Clandestina”. O sea que empecé a rezar, pidiéndole a Dios que me hiciera comprender cuál era la verdadera Iglesia.
Los cristianos que no rinden su fe a las directivas del gobierno son forzados a la clandestinidad. Están en peligro de ser arrestados en cualquier momento. La Misa es celebrada en secreto porque los templos temporarios pueden ser derribados de un día a otro.
“Teresa” (labradora) : Fui bautizada de niña. Durante la Revolución Cultural, los católicos fueron perseguidos. Me pegaron y abandoné la fe. Durante esos años no dí gloria a Dios, pero aunque no he sido siempre fiel, creo que Dios es el verdadero Dios.”
Compartir un sacerdote entre 23 aldeas requiere la participación de todos.
“Hna. María” : Leo la Biblia con la gente y les hablo sobre la vida cristiana. Visito a los ancianos y a los enfermos y en verano doy catequesis a los jóvenes para ayudarles a aprender las enseñanzas de la Iglesia.
“Catalina” (labradora): “En aldeas como éstas, la mayoría de la gente no sabe nada sobre el cristianismo pero notan que los católicos rezamos con los enfermos y eso les hace comprender que Dios nos ama.
“Pablo” (labrador): “Soy un trabajador agrícola. No terminé la escuela primaria, pero sé tocar el piano y aunque no toco muy bien, puedo acompañar los cantos durante la Misa y doy gracias a Dios por este don.
Lugar no revelado – China central
Como todo lo demás en la Iglesia clandestina, la educación tiene que ser en secreto. Estos jóvenes van a la Universidad como miles de otros alumnos. Lo que sus compañeros no saben es que viven una vida doble. Pertenecen a una comunidad clandestina donde les están entrenando para hacerse sacerdotes.
“Matías”, seminarista: “Antes de ir a la universidad teníamos un gran deseo de evangelizar a los estudiantes allí, pero luego pensamos que si nos queremos quedar en la universidad mucho tiempo, tenemos que tener mucho cuidado para evitar el riesgo de ser hallados. Nuestro fin principal ahora es estudiar. Una vez que terminemos nuestros estudios, tendremos más libertad para evangelizar.
Para evitar ser detectados, los estudiantes se dividen en grupos pequeños y se mudan temporáriamente a apartamentos que las familias católicas dejan a su disposición. Comparado a su seminario, este hogar es de lujo. Pero, la rigurosa rutina diaria sigue igual. El día comienza a las 4 de la madrugada e incluye la cocina y la limpieza al igual que la oración y el estudio. La mejor habitación se ha convertido en una capilla. Irreconocible a simple vista, una caja decorada de licor contiene el Pan Eucarístico.
“P. Nicodemo”, rector del seminario: “A veces somos descubiertos. Entonces tenemos que mudarnos de casa, o sea que hemos estado en varios lugares. Cuando era seminarista cambiamos tres veces. Cada vez nos mudábamos en secreto en medio de la noche. A veces los seminaristas de la iglesia patriótica vienen para unirse a nosotros. Tenemos que ser prudentes sobre esto porque tememos que sean espías.”
El rector mismo conoce la prisión desde dentro. Pero, lo que le preocupa más no es la cárcel, sino la calidad del entrenamiento teológico que puede ofrecer.
“P. Nicodemo”, rector del seminario: “Nuestra mayor dificultad es que no tenemos profesores. El rector de cada seminario enseña un poco de todo pero al final no logramos enseñar nada debidamente. Otro problema es que no tenemos buenos libros para estudiar.
Provincia de Shaanxi, Fenxiang
Lucas Li nació en 1922. Pasó 23 años de su vida en prisión y en campos de trabajos forzados. Esto es típico de un Obispo de su generación. La primera ola de persecución comenzó cuando los comunistas llegaron al poder en 1949. Los misioneros fueron expulsados. La propiedad de la Iglesia fue confiscada. Los sacerdotes y los obispos fueron encarcelados y muchos de ellos matados. Cuando Lucas Li fue encarcelado por primera vez sabía que no podia esperar nada diferente.
“Obispo Lucas Li Jingfeng”, Iglesia clandestina,- aprobado por el gobierno: “No tenía miedo. No tenía miedo. Era natural ser perseguido. Si no hubera sido perseguido, hubiera sido un milagro. No hubo lágrimas, tristeza. No hubo miedo ni dolor ni temor. Sufrimiento… sufrimiento… ¡pero Cristo sufrió por nosotros!
En 1966 la persecución se intensificó cuando Mao comenzó la Revolución Cultural para purgar a su pueblo…
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