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domingo, 3 de enero de 2010

CATÓLICOS EN CHINA

"Políticamente no tenemos contactos con el Vaticano, pero como miembros de la iglesia reconocemos al Papa como el jefe de la casa", dijo Sor Catherine Dai Jing, 34, una monja que es católica de tercera generación. "Es nuestro padre, nuestro jefe espiritual".


La abuela de Dai fue educada por misioneros franceses después de que la encontraran abandonada en la provincia de Yunan, al sur de China. Sus cinco hijos estudiaron en escuelas católicas y transmitieron su fe a sus hijos.

Pero la iglesia fue cerrada y convertida en una guardería durante los primeros años de régimen comunista. Fue rehabilitada y reabierta a los fieles a fines de los años noventa.

Su abuela murió sin volver nunca a poner un pie en un templo. Pero se aseguró de que sus hijos conocieran a Dios.

"Acostumbraba a leernos historias de la Biblia y sobre el nacimiento y resurrección de Cristo", dijo Dai, que no había estado en una iglesia desde que llegara a Pekín en 1992.

La feligrés Wang Ying, 50, es una obrera jubilada de una fábrica de plásticos. Era una adolescente cuando su familia fue mandada al campo porque su tío era sacerdote y su tía, una monja.


"Toda vida religiosa terminó con la Revolución Cultural", dijo. "Incluso entonces, mi abuela nunca dejó de rezar. Todas las mañanas y noche la podía oír rezando".

El último deseo de la mujer de 84 años era volver a tocar un rosario, dijo Wang.
 
¿y nosotros cuanto tiempo podemos estar sin el rosario?

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