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viernes, 19 de febrero de 2010

MISIÓN CONTINENTAL. Entre egoísmo y solidaridad

El hombre no se preocupa sólo de sí mismo; con más o menos intensidad y compromiso, se ha preocupado también de los demás, y también se preocupa hoy.

Si no se descubren motivos fuertes para ser solidarios, la lucha entre egoísmo y solidaridad caerá siempre del lado del egoísmo.

El discípulo misionero descubre la fuerza solidaria del evangelio que proclama y la conversión al hermano necesitado, y no deja de aportar lo que es específico de su fe. La fraternidad es la entraña misma de la revelación de Jesús: Que Dios es Padre de todos y que la fraternidad  universal no es un simple deseo, sino la expresión necesaria de ser hijos que es acogida y vivida.

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