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lunes, 11 de octubre de 2010

DESDE EL SÓTANO

Empieza la semana, para unos rutinariamente, para otros con nuevas expectativas. Amanecemos pero no sabemos si terminaremos el día, es más, amanecemos y no sabemos como será el momento siguiente. Hacemos planes, calculamos los pasos que daremos pero nada hay que nos asegure que los daremos. Esta reflexión nos puede asustar o quizá deprimir, pero la fe puede transformar todo esto en un acto de entrega. Y eso verdaderamente alegra el corazón.

Pudimos tener un día que empezaba color negro, en ese momento no hicimos ni reaccionamos como nos imaginabamos, quizá perdimos el control y nos convertimos en personas realmente desagradables. Pero no tiene que ser así, podemos corregir, cambiar, transformar... esa es la tarea diaria.

Mi tarea diaria es convertirme, quizá no me he vuelto una mejor persona porque todos los día empiezo del mismo lugar. mi lugar ha sido irme al fondo y todos los días salir de ahi. Parecería tiempo perdido, pero la fe me dice que del sótano a la planta baja Dios está conmigo. A lo mejor nunca llegaré al segundo piso mucho menos al tercero, pero espero que el día que sea llamada al menos me encuentre de subida del sótano y no de bajada.
Oración desde el sótano:
Señor Jesús, Tú no tomas en cuenta el lugar en donde estoy, sino las ganas que tengo de llegar a Ti, por eso te haces cercano y desciendes hasta mi nada, me buscas, me llamas, me animas a dar el siguiente paso y tienes paciencia cuando ese pobre paso tambaleante apenas dado vuelve atrás. Y con amor infinito retrocedes conmigo para no dejarme sola. Así que, desde este lugar oscuro de mis pecados miro siempre brillar tu corazón amoroso y no pierdo la esperanza. Estiro mis brazos, y siento tu mano cariñosa que me ayuda una vez mas. Gracias Señor por este amor, gracias por tu infinita paciencia y misericordia. No me abandones en mis pecados y llevame a Tí cada día. Ven todos los días a mi sótano no me abandones. Amén.

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