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miércoles, 29 de diciembre de 2010

PENSAMIENTOS MADRE MARÍA INÉS. Ascética

*97* En cuanto a mí, lo que sea para mí; no desear ningún consuelo, ningún alivio ni nada que pueda consolarme; sin quejas ni murmuraciones.

*98* Debo adquirir en todas las cosas el hábito de vencerme, de mortificarme, no sólo en lo ilícito, sino también en lo lícito, con el fin de adquirir ese dominio de las pasiones. Sobre todo para manifestar a Jesús mi amor, para ofrecerle esa florecita, para recrearlo con su perfume, para cambiarlo por moneditas con que pueda comprarle almas. Y todo esto por la mediación tierna y amorosa de María.

*99* En la mortificación en todo, por amor, viene necesariamente, la igualdad de carácter, la dulzura, la condescendencia, cuando no es pecaminosa, la caridad y casi todas las virtudes. Estas son las consecuencias que he sacado. Y propongo Jesús mío, con tu gracia, no apartarme de esta bendita mortificación continua.

*100* Con tu gracia Jesús propongo renovarme del todo, y hacer todos los días con el fervor que solía el santo viacrucis. Sólo me perdonaré de él, cuando estuviere enferma, o cuando verdaderamente me fuere imposible. María, Madre mía te entrego esta resolución, en ti confío.

*101* No permitas Jesús mío que te ofenda, no quiero jamás contristar tu corazón, sino consolarte regando a tu paso los pétalos de la rosa deshojada de una íntima amargura, de un desdén de la aceptación gozosa de la propia miseria, de los continuos pequeños sacrificios de vida común.

*102* Para ejercitarme en los actos de todas las virtudes ¡Cuánto vencimiento propio necesito! ¡Ah! He aquí el todo.

*103* El examen particular es un impulso hacia adelante, siempre adelante, por eso el alma va ganando siempre terreno, hasta llegar a ser: una persona de voluntad.

*104* Para poseer la paz en su plenitud, para difundirla, para contagiarla, para que sea como una estela que se deja a nuestro paso, hay que vivir en un ambiente de abnegación, saber vivir alegremente para los demás, saber ser el ángel de las pequeñas atenciones, de los pequeños sacrificios, que se presentan continuamente en la vida religiosa y en la vida de familia.

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