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viernes, 29 de julio de 2011

APACHURRADOS POR EL VERANO

En vacaciones algunos podemos desarrollar una especie de complejo, esos que no nos movemos a ningún lado y la vida parece tomar un curso "estático" que causa algo así como desilusión con declives a la depresión...en pocas palabras el verano nos ahoga. Cuando quieres correr a la playa ideal, o a la montaña húmeda con aromas de bosque, cuando quieres moverte entre los museos y espectáculos maravillosos que ofrece el mundo, cuando gozas pero lloras viendo las fotos de la familia que se reune pero tú no estás en la foto, y además de todo, te das cuenta que ni siquiera encajarías; para esos hay alguna pequeña recomendación:

Mirar hacia el dolor del mundo que sobrepasa en mucho el bienestar de algunos; los que enfermos esperan que alguien les de una pequeña esperanza; los que pierden todo por lo que trabajaron toda su vida por un simple chubasco; los que viven en el infierno de las drogas, los que no pueden aspirar a un trabajo digno, los que viven en lugares sucios, calientes, inhumanos, los que mueren de hambre y ven morir primero a sus hijos desnutridos, abandonados sin ningún tipo de ayuda..... y podríamos alargar la lista de dolores, de penas, angustias, desesperaciones...  Pero si solo nos quedamos viendo el mal de otros.... se nos cumpliría el refrán: mal de otros consuelo de tontos... no es un simple mirar el mal de muchos para consolarnos tontamente... el mal de muchos tiene que cambiar nuestro ser "estático" en ser "dinámico".

El dinamismo no viene de nosotros mismos, estamos paralizados, el verano, las preocupaciones y situaciones excluyentes no nos permiten hacer gran cosa... humanamente hablando.... Pero la fe transforma todo... la fe nos da alas, volamos sobre el mundo, ese vuelo no es imaginario, ficticio, sin sentido. La fe mira con los ojos de Dios y cuando miramos así, la oración por pequeña que sea, por inútil que nos parezca mueve al mundo, Dios está presente, hace su obra, no muy visible a veces, porque su obrar va directo a los corazones, tiene la capacidad de "renovar" es decir, hacer nuevas todas las cosas.

Podría decirse que a los apachurrados por el verano, a todos los que al sentirnos excluídos de las suavidades de un hermoso paisaje, de las alegrías del encuentro, del festejo familiar, Dios nos deja la tarea de vivir de fe, volar con sus alas mirar con sus ojos, . Y esa tarea nos incluye en su Corazón... se renueva el ánimo, volvemos a ser felices... y además no abandonamos a los que sin merecerlo ni pedirlo están en peores condiciones que nosotros.

Y por alguna razón los que nos rodean perciben que tenemos esa tarea y recurren a nosotros....y esa tarea se vuelve muy concreta y puntual... Rezar, y así  nos volvemos esos que sin hacer nada visible, estamos en la dinámica de Dios.


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