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martes, 26 de julio de 2011

MISIÓN CONTINENTAL. No cierres tu corazón a la gracia.

No te extrañe que la gente reclame tu testimonio. Te puede poner nervioso que te exijan más que a los demás. Pensarás que mucha gente lo hace para justificar su falta de compromiso, transfiriendo a ti las exigencias que ellos no son capaces de asumir. Aunque esta estratagema procediera de mala voluntad, agradécelo, porque es una buena manera de recordarte tu fidelidad. Como evangelizador te debes a la gente. Y ya sabes: "el mundo de hoy cree más a los testigos que a los maestros; y si cree a los maestros es porque son también testigos". El testimonio es el primer paso en una buena evangelización. Cuando suscites la pregunta: "¿por qué esta persona es así?" estarás sembrando la primera semilla de tu anuncio del Reino. Si por el contrario, tu falta de testimonio da pie a pensar que no será tan importante lo que anuncias, cuando tú no lo cumples, estarás cerrando el corazón de mucha gente a la acogida del evangelio. No te canses hasta que puedas decir: "sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo". Esa es la mayor fuerza de tu testimonio. No lo podrás decir de la noche a la mañana. Pero lo podrás decir algún día, si no cierras tu corazón a la gracia.

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