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jueves, 1 de septiembre de 2011

MISIÓN CONTINENTAL . no admiras a un personaje


En Jesús de Nazaret tienes el modelo de tu testimonio. Él es el "testigo fiel". Te sentirás feliz, cuando tú mismo puedas decir: "sed imitadores míos, como yo lo soy de Cristo". Él te da la posibilidad de hacer tuyos su vida y sus sentimientos. Tienes que conocer la vida de Jesús. Pero el conocimiento no basta. No conoces ni admiras a un personaje del pasado, al que imitaras sólo por fuera. Vives la misma vida de Jesús, que el Espíritu te comunica a través de los sacramentos, especialmente de la eucaristía. Por eso, tu testimonio no es algo distinto de tu vida sacramental. Sacramentos y vida no son como dos raíles paralelos. Los sacramentos alimentan tu testimonio; y tu testimonio da credibilidad a los sacramentos. Cuando no vives esta armonía, celebrarás los sacramentos como meros ritos externos, y tu testimonio no pasará de ser un esfuerzo ético, digno de alabanza, pero desgajado de la raíz que lo alimenta y lo hace "testimonio cristiano". Une vida y sacramentos y proclamarás con tu testimonio la fuerza que viene de Dios y que se realiza en tu propia debilidad. No te asuste llevar tesoro tan grande en tu vasija de barro.

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