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sábado, 24 de septiembre de 2011

MISIÓN CONTINENTAL. Te pidió permiso


Ser evangelizador no te coloca por encima de nadie en la comunidad o en el pueblo. No se te ha confiado un poder, sino un servicio a favor de quienes son tus hermanos. No mires a nadie por encima del hombro. No busques el reconocimiento social de la gente. "Marcha, humilde, junto a tu Dios". Dios, que "te pidió permiso" para entrar en tu historia personal, pide también permiso a los demás a través de tu cercanía de hermano. Desarrolla la sensibilidad fraterna. Te sentirás acompañado y acompañante en "el camino, junto a Dios". Acompañado por una multitud de hermanos: tu parroquia, tu comunidad, tu grupo, tu equipo. No estás solo. Siente el acompañamiento de los tuyos. Busca ser acompañado, para mantener tú mismo la fidelidad, para saber descubrir lo que Dios te pide en cada momento, para avivar la esperanza y estar atento al paso del Señor. Cuando te dejas acompañar, reconoces que no eres tú mismo el autor de tu camino; que recorres un sendero abierto por el Señor y recorrido por una multitud de hermanos. Aprende de quienes ya recorrieron el camino y de quienes lo están recorriendo a tu lado.

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