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viernes, 7 de octubre de 2011

EL TALLER DEL CARPINTERO

Cuando el Infante Divino
juega en la carpintería
el humilde Carpintero
todas sus penas olvida
Solo al ver aquellos ojos
que la luz del sol eclipsan
solo con gustar un beso
de aquella boca divina,
sus penas desaparecen,
sus dolores se mitigan.
¡Y cómo le gusta al Niño
ir a la carpintería!
Antes que entreabran las rosas
sus corolas purpurinas,
ya está allí junto a su padre
que embelesado le mira,
y estrechándole en sus brazos
besa su frente divina
-¡Padre! -¿Qué quieres bien mío?
- Haré una escalera
-¿Una escalera?
-¿Para qué sol de mi vida?
-Para que las almas suban.
¡Ya veréis, padre, que linda!
San José le da en pequeño
toda una carpintería.
El Niño en breves instantes
construye una crucecita
y dice no sin misterio:
- He aquí la escala divina
por donde podrán las almas
subir al cielo en seguida.
San José y su casta Esposa
emocionados se miran,
y Jesús con sus deditos
miles de besos les tira.

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