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jueves, 3 de noviembre de 2011

MISIÓN CONTINENTAL. Corazón de hermano


Con corazón de hermano, abre tu corazón a todos los hombres y mujeres de tu tiempo. Tu condición de evangelizador te abre a los demás con un título nuevo: el evangelio, destinado a todos los hombres. Jamás el evangelio puede cerrarte. Su mensaje lleva preguntas y respuestas que están en la entraña del corazón humano. Son las mismas que tú compartes con todos los hombres, tus hermanos. Cuando vives y anuncias el evangelio no lo haces como un extraño. Incluso cuando a tu alrededor descubras indiferencia y hasta hostilidad, piensa que estás haciendo una sementera que algún día fructificará. También para quien no cree, el evangelio que anuncias lleva una carga humanizadora, que crea fraternidad. Para muchos puede ser la entrada a la fe. La fuerza del evangelio para hermanar a todos es una gracia universal. Desde esa oferta, hazte sensible a todas las corrientes de solidaridad fraterna que atraviesan el corazón y el comportamiento de los hombres. Refuérzalas, motívalas, ahóndalas, pero no te quedes fuera de ellas.

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