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jueves, 22 de marzo de 2012

MISIÓN CONTINENTAL. Anuncias una presencia

No hay fraternidad sin eucaristía. Un solo pan y un solo cuerpo. Comunión con el cuerpo de Cristo y comunión de dones, de servicios y de carismas, para formar una misma y única iglesia. En la eucaristía, la diversidad queda trabada en unidad. Lo mismo que las espigas en el pan y las uvas en el vino. Celebra la eucaristía, apasionado por la comunión. En ella la recibes y la expresas. De ella recibes la fuerza para construirla. Desde la eucaristía sales al mundo con el compromiso de hacer una comunidad de hermanos. Descubre la fuerza de unión de la eucaristía. Celébrala con sentido de familia. Participa activamente en ella, porque es la gran fiesta de la comunidad en la que trabajas. Haz de ella un encuentro de hermanos que escuchan la Palabra del Padre y se unen a la entrega del Hijo. Que se note que allí está aconteciendo la presencia de Jesucristo entre nosotros. La misma presencia con la que quieres inundar tu vida y la vida de los demás. Anuncias una presencia, no un recuerdo. La misma presencia que experimentas sacramentalmente cuando, con tus hermanos, acoges para ti y para el mundo a Cristo resucitado. Como los de Emaús, acostúmbrate a reconocerlo en el "partir el pan". Implícate en la eucaristía de la comunidad y no andes buscando como privilegio una eucaristía "particular" para ti o para tu grupo. La eucaristía es la mesa común de la familia. En ella se realiza y se expresa la fraternidad.

1 comentario:

  1. Y qué bien te sientes cuando participas de "Esa Fraternidad".
    Me ha encantado todo el escrito y hacer su lectura es una invitación más para reflexionar sobre la Eucaristía.

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