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miércoles, 6 de junio de 2012

ADORAR A DIOS


SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

Adorar, adoración

En esta fiesta del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo se nos invita a adorar a Jesús realmente presente en el Pan y el Vino de la Eucaristía. Actitud de adoración que deberíamos tener a lo largo de toda la celebración de la Misa. Ante el Dios realmente presente la actitud del hombre es la de “prosternarse ante”, “adorar”, pros-kyneò. Como Ezequiel: “Era la apariencia visible de la Gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra” (Ez 1,28), o como Saulo ante la luz transformadora de Cristo Resucitado, cae también en tierra (He 9,4). La adoración es la expresión a la vez espontánea y consciente, impuesta y voluntaria, de la reacción compleja del hombre impresionado por la proximidad de Dios. Toma conciencia de su pequeñez y pobreza, de su insignificancia y de su pecado, silencio adorante, veneración agradecida y gozo en todo su ser. Todo el ser queda como invadido, y se traduce hasta en gestos exteriores: arrodillarse, caer de rodillas, prosternarse, adorar. Pero la única adoración que agrada a Dios es la que viene del corazón. Adoración que es experiencia gozosa y profunda de Dios, y esta experiencia es transformadora. Es la actitud de los Magos de oriente: “Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo” (Mt 2,2) y “cayendo de rodillas lo adoraron” (Mt 2,11). O la del leproso que “se arrodilló y le dijo…” (Mt 8,2). O la de los que estaban en la barca: “se postraron ante Él diciendo: “Realmente eres Hijo de Dios” (Mt 14,33). Las mujeres, el día de Pascua: “De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: “Alegraos”. Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante Él” (Mt 28,9); y más tarde también los once: “Al verlo, ellos se postraron” (Mt 28,17). En la Ascensión del Señor: “Ellos se postraron ante Él y se volvieron a Jerusalén con gran alegría” (Lc 24,52).

Aportación de mi amiga Josefina Algar

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