miércoles, 24 de febrero de 2010

CON EL CRUCIFIJO EN LA MANO

Esta oración es para hacerla hoy, para cuando nos llegue la hora de la muerte, que sabemos llegará y, como no sabemos si en esos momentos podremos orar......
Señor mío crucificado acoge benigno la oración que te hago ahora para el momento de mi muerte.
Entonces Jesús mío, mis ojos lánguidos y moribundos no podrán fijarse en Ti, súplela con esta mirada amorosa que ahora te dirijo y ten piedad de mi.
Cuando mis labios secos, no puedan ya besar tus santísimas llagas, acuérdate de los besos que ahora te imprimo y ten piedad de mí.
Cuando mis manos rígidas no puedan mas estrechar tu Cruz, acuérdate del sentimiento con que ahora lo hago y ten piedad de mi.
Cuando finalmente mi lengua torpe y paralizada no pueda pronunciar palabra, acuérdate de mi invocación de este momento: Jesús, José y María os encomiendo el alma mía.
Señor Dios mío, ya desde ahora acepto de buena voluntad, como venida de tu mano, cualquier género de muerte que Tú quieras enviarme, con todas sus angustias, penas y dolores. (1)
(1) La Indulgencia "nunc pro tunc" Su Santidad Pío X, el 9 de Marzo de 1904, concedió una indulgencia plenaria que sólo se gana en la hora de la muerte, a todos los fieles que durante la vida hayan cumplido una vez al menos las siguientes condiciones.
  1. Confesarse y comulgar un día a elección.
  2. Rezar con verdadero sentimiento de amor de Dios la oración.
  3. No revocar nunca este acto.

Esta indulgencia suele llamarse de nunc pro tnuc (de ahora para entonces), pues bien, si se gana al cumplir con los requisitos, queda como en suspenso y sólo se aplica en el momento de expirar.

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