Señor, el año se acaba, pasó como
un relámpago, pero como todo destello tu luz iluminó mis oscuridades, y al ver
brillar tu gracia no me queda más que darte profundamente las gracias.
Como siempre, Señor, hiciste
maravillas: me conservaste la vida, me inundaste de detalles en los que pude
sentirme tan amada, aunque algunos de tus detalles me hicieron llorar.
Señor este año fue duro, difícil
y cansado. Este año fue bello, feliz y lleno de amor…¿qué he de reclamarte? ¿de
qué he de quejarme? Quizá Tú tendrás muchas quejas de mi: no te he sido fiel, pequé
tantas veces… te fallé tantas más…. Lloriquié por todo, sin embargo, solo me
encontré con tu misericordia, solo me topé con tu perdón. Este año, Señor, he
vivido colgada de tu manto, porque si algo he aprendido en esta vida es que si
me suelto de ti, nada soy.
Viene otro año, y te pido y te
agradezco, como siempre por mi familia, mis hijos, mis hermanos, a los que cada día apretadamente,
vehementemente, intensamente pongo en tu Corazón, y cuando digo hijos y hermanos hablo de toda esa familia que
es mía porque Tú me los diste y nos unen
lazos de sangre, no importa si los tengo cerca o si están lejos. Todos están
ahí.
También los que son hermanos
porque son tus hijos, son mis amigos, esta familia extensa como lo es tu amor
están también en mi corazón, cada uno me ha dado un motivo para crecer, para
ser feliz, para amar…. Todo esto viene de tu gracia y de tu mucha bondad. El
cariño ha crecido con la convivencia, con la diaria conversación, con la
oración que hacemos unos por otros. Porque nos unimos en la Eucaristía… es
decir, en tu presencia.
Ahora, no quiero ser tan egoísta
de no encargarte una vez más a todos aquellos que se han encomendado a mis
pobres oraciones: los enfermos, los abandonados, los cansados y deprimidos, los
perseguidos y apresados, los que viven los horrores de la guerra y el
terrorismo, los inocentes niños abortados, abusados, secuestrados, te pido por sus padres, y toda esa estructura de
muerte que machaca cada día queriendo imponer el mal como un bien. Por los sufridos y pobres que nada tienen pero pero son los que más dan.
También te pido por la Iglesia,
por el Papa, los obispos…… todos, y no solo por la Iglesia sino por todos los
que te aman con sincero corazón y los que sin conocerte te buscan con afán y
realizan tus obras. Por los gobiernos del mundo, por los que tienen poder para que sepan mejorarlo todo.
Tú eres, Señor el dueño de la vida, del tiempo y de
todos los hombres que llegan y se van de este mundo… En tus manos, en tu corazón
descansa el universo, ¿qué temor puedo tener? Todo es tuyo y una vez más te
digo con todo mi amor: En tu amor entrego las alegrías y tristezas que este
nuevo año traiga consigo…. Pero….. eso sí….. Señor…..no me abandones. No nos abandones. Amén.
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