Permanecer en Jesús, para el
cristiano no es una obligación impuesta,
sino un acto de amor y fidelidad a Jesucristo
libremente asumido.
En línea con los signos del pan, del pez asado,
del agua, Cristo aparece este domingo como
“la vid”. Cristo es savia viva. Cristo es el vino
de la vida. Nosotros, los bautizados, somos los
sarmientos. Los sarmientos unidos a la vid, viven
y dan fruto. Los que se separan, se secan y
se echarán al fuego. Dicho de otra manera:
Sin mí no podéis hacer nada. El desarrollo espiritual
es fruto de un dinamismo trinitario. Cristo es la vid. El Padre sería el
labrador. El Espíritu Santo está unido a la savia y a los frutos.
Fuente: Hoja dominical Diócesis Barbastro/Monzón
Aportación de Josefina Algar
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