Hoy celebramos litúrgicamente la fiesta de la Epifanía... cuanta alegría me da pensar en esa estrella... es una joya en el cielo de este mundo que embelesa, atrae, guía... cuánta alegría debe haber causado a los Santos Reyes. También a aquellos que en su camino se toparon con ellos y les iban explicando su significado, "El Nacimiento de un Rey" de un salvador.... y cuanto más se acercaban mas datos obtenían de las profecías sobre este Niño...... que aventura más grande habían emprendido.... y todo iba encajando en el maravilloso plan de Dios de darse a conocer a todos los pueblos..... Ahora en estos tiempos esa estrella no se ha extinguido sigue brillando para nosotros.. es una Estrella bellísima es María que nos indica dónde encontrar a su Hijo para adorarlo.
Todas estas pequeñas pero dulces reflexiones me hacen poner los pies en la tierra para poder mirar yo también dónde está la estrella que debo seguir para encontrarme con mi Jesús... a veces quisiera que fuera magnífica.. grandiosa.... deslumbrante.... pero mi estrella, mi estrellita está muy cerca de mi... está a mi lado... no siempre parece brillar, sin embargo, brilla.... y su brillo a veces lo dejo opacar queriendo levantar mis ojos al cielo en lugar de mirar a lo cercano.
Luego está lo de los regalos, esos tan significativos que entregaron los Magos... ¿qué tengo yo para entregar? hace muchos años ante el altar, en un momento de soledad me sentí tan miserable de tener las manos vacías y de pronto le dije a Jesús... pues mira, eso es lo único que tengo... mis miserias y sentí en lo interior de mi alma que las aceptaba con una sonrisa.... fue una gran consolación. Pero han pasado muchos años y no puede presentarme siempre así... Señor, aquí están mis miserias ok? da pena, mucha pena.
Sigo igual, las miserias tienen la prioridad... pero algo debe haber.... algo más... ¿puedo entregarte también mi esperanza? la esperanza de ser mejor de dar un poquito mas de amor a mi estrellita... de crecer un poquito mas en fe y en caridad.....
Me apunto contigo para ofrecer al Niño Dios los mismos obsequios que tú quieres llevarle. Es tan hermosa tu reflexión que te abre las puertas a seguir siempre adelante.
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