Ayer tuvimos nuestro clásico domingo de dos extremos.... por un lado la alegría inmensa de la Eucaristía... don grande e inmerecido... estar ahí frente a Dios viendo como se hace presente en la Hostia Consagrada con las palabras de Cristo y la imposición de manos donde el Espíritu Santo cambia con toda sencillez y silencio el pan en el Cuerpo de Jesús, el vino en su Sangre... y ahí nosotros viendo... escuchando.... como si fuera la cosa mas natural del mundo.... no nos sorprendemos, no nos asombramos no caemos postrados en el piso... simplemente de rodillas con las manos juntas contemplando el Misterio sabiendo que sucede porque así es. Y luego.... comulgar... todavía encima, no solo presenciamos el milagro sino que además nos lo comemos, nos hacemos uno con Cristo y tan solo cerramos los ojos, adoramos en el silencio del corazón que a veces ni siquiera está tan silencioso... pero Jesús llega, se queda, nos abraza lleno de amor y espera que nosotros podamos aunque sea un poquitito comprender que ese amor suyo es lo único que puede salvarnos.
En el otro extremo, nuestra vida extraña con Helena llena de altibajos emocionales en los que puede haber todo tipo de expresiones: risas alborotadas, obsesiones obsesivas.... valga la redundancia.... enojos incomprensibles, voces imaginarias, quejas interminables por una cosa o por otra.... llantos sorpresivos.... y hasta agresividad incontrolable... eso sucede en nuestra normal anormalidad, sin embargo, no podemos decir que nos acostumbramos.... siempre es doloroso, triste y muy agotador.... aunque tengo que completar que también puede ser festivo y feliz. Complementamos todos esto haciendo una fiesta de cualquier cosilla, un paseo a pie, o en carro... una compra sorpresa que la entusiasma, unas canciones cantadas desentonadamente pero con mucha injundia....o recibir visitas que la entretienen.
Hoy lunes tuvimos dos muy grandes visitas: Las señoras de la Legión de María que vinieron a recoger a la Virgen que estuvo de visita en nuestra casa, no una semana como estaba planeado sino tres... tres semanas en que Ella quiso estar con nosotros... claro que le toco todo este embrollo que somos, pero no se asusta ni se escandaliza sino que nos acompaña.... Helena le daba muchos besitos, a veces a escondidas...Para despedirla le rezamos el Rosario.... la despedí con lágrimas porque me hace tanta falta tenerla cerca, sé que lo está... pero ese verla ahí con sus manitas extendidas como si estuviera a punto de abrazarme..... la extrañaré......
Mas tarde vino el Padre Juan a traer unos papeles para que le haga una presentación de ppt... y su plática amena y agradable su atención tan sincera y cercana para con Helena son una bendición, además de la gran bendición que extendió sobre nosotros antes de irse... y completo el cuadro sabiendo que me permitirá traerle a Helena la comunión el domingo.... esa sí que es una manera hermosa de empezar esta semana.
Dios es bueno y lo demuestra en tantas y tantas cosas y yo que quisiera.........
saber ser verdaderamente agradecida.
Maravilloso tu domingo. Lleno de Bendiciones. Lleno de regalos del Señor. Él está ahí para todo, para lo que agrada y desagrada y tú lo acoges con esa hospitalidad tan grande que tiene tu corazón. Felicitaciones por tu domingo. Con remate final. El Cuerpo de Cristo tomado por Helena. Qué más se puede pedir. Hermoso de verdad.
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