En un día como el de hoy, siento el impulso de escribir. Hoy fue un buen domingo. La Misa a las 7 de la mañana la dijo otro Fray, y nos habló en la homilía de reconfortarnos. Y yo para mis adentros pensaba ¿y cómo será eso si no he podido confesarme? Ya he buscado confesión y no hay nadie. Al terminar la Misa, me quedé un ratito de rodillas dando gracias y pidiendo fuerzas para la semana...y al salir me sorprendió que todavía estaba el padre despidiendo de mano a los fieles... Me acerqué y le pregunté que cuando habría confesiones y su respuesta fue ¿te quieres confesar ahorita? .... ¡Claro que sí! Y acto seguido se sentó en una de las bancas.. Revestido todavía y me escuchó en confesión...wow.... ¡Vaya si me reconfortó! Me fijé que otra señora ya se había puesto a cierta distancia quizá con las mismas intenciones... Salí del templo y con la sonrisa en los labios no pude mas que extender los brazos y decir ¡Gracias!.... Todo el camino de regreso a la casa me vine rezando... Primero la penitencia: dos padrenuestros y un avemaría ... Y después muchas acciones de gracias...gracias... Gracias.... Siempre me supera el escrúpulo de lo pequeñita que es la penitencia en proporción de los pecados.. Quisiera que fuera mayor.. Luego pienso que soy tan miserable que no sabría hacerla y que la compasión de Dios es muy grande por eso quiere mostrar la gratuidad de su amor en esas pequeñas y desproporcionadas penitencias.!!!!Bendito sea!!!
Me alegra mucho que te sientas bien.
ResponderEliminarSiempre es reconfortante el confesarse y sentirse limpia.