No encontrarás la alegría construyendo en tu vida "rincones
cálidos" en los que sentirte a gusto y a los que recurrir como refugio. Como
evangelizador puedes sentir la tentación de encerrarte en la calidez de tu
grupo, porque te hace sentirte seguro y contento, al margen de la dureza de la
vida. "Qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas...", pero Jesús los bajó del
monte para seguir el camino por las aldeas y ciudades, anunciando el evangelio
del Reino. El Señor te quiere alegre no sólo cuando estás a solas con Él,
gustando en la oración "qué bueno es el Señor", ni sólo cuando estás con el
reducido grupo de tus amigos e incondicionales. Te quiere alegre en la
intemperie de la vida, allí donde te envía a anunciar la buena nueva del Reino.
La alegría con que presentas y ofreces la buena nueva de la salvación es una
primera llamada a la esperanza. Sentirás que se produce el contagio, porque
todos tenemos el corazón hecho de la misma masa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Bienvenido(a) a expresar tu opinión. Gracias por tu comentario. Dios te bendiga