domingo, 15 de marzo de 2015

Mi Domingo. R.I.P.

El la Misa de hoy domingo, en el canto de salida cantaron un hermoso canto que me llega al alma:
A ti señor, levantaré mi alma (2)

Oh Dios mío en ti confío,
no sea yo avergonzado,
no se alegren de mi mis enemigos (2)

De los pecados de mi juventud y
de mis rebeliones no te acuerdes más.

Oh Dios mío.....

Se me queda grabado y lo repito luego muchas veces.....y me  hizo pensar en mi muerte.

Tengo una amiga que me tiene el encargo de los cantos de su misa de funeral, quiere que le canten: Que alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor...... y luego cuando la estén enterrando le canten la de Juan Gabriel: Amor eterno. Cada quien se siente identificado con alguna canción.

He escuchado en distintas conversaciones que cada quien va dejando alguna instrucción para después de su muerte.... algunas verdaderamente extravagantes..... como juntar las cenizas con las del esposo y luego tirarlas en el mar..... o cosas así.... que si quieren que los entierren o que si mejor los incineran... etc. etc. etc. 

Esto me ha hecho pensar en que no quiero dejar ningún tipo de instrucción para mi funeral..... que si ya estoy muerta no tengo porqué dejar cargas a los que se quedan.... ¿quiénes se quedarán? no lo sé ¿quién podrá y querrá hacerse cargo de mis extravagancias?..... mejor que hagan con mis restos lo que mejor se les acomode en ese momento.... eso sí, quisiera que alguien rezara por mi... eso sí que lo voy a necesitar..... pero ni eso quiero dejar de encargo..... ojalá alguien quiera hacerlo porque sí que lo voy a necesitar.


viernes, 13 de marzo de 2015

ME CONFESÉ

Hoy me confese. Ayer fui y no tuve suerte, no hubo confesiones, pero no desistí y me fui temprano, fui "primeras" pero al último.... Porque las confesiones fueron al terminar la misa.... Durante la misa estuvieron junto a mi una mamá y su joven hijo, un joven muy delgado, rapado de la cabeza, con barba de candado, y un tatuaje en el cuello. El muchacho se veía bastante nervioso, pero condescendiente con la mamá. La ayudó a levantarse después de la Consagración y le ponía atención a cuanto ella le indicaba.... Tal vez la madre quería de manera insistente llevar al joven por el buen camino... Lo miraba, le acariciaba la rodilla.. Le hablaba quedito....
El padre no quiso confesar en el confesionario... Tiene una lesión en la pierna y quizá le incomoda el lugar, así que, nos trasladamos a las primeras bancas del templo. Como ya dije fui "primeras" y como es mi costumbre enumeré mis graves y persistentes pecados uno tras otro, sin entrar en explicaciones ni justificaciones.... Y eso hizo que la confesión fuera muy rápida, lo mismo que la gracia divina para perdonar.... Me levanté siendo la misma, pero transformada, gozosa, y no pude evitar una sonrisa, me he dado cuenta que esa es mi reacción espontánea después de la confesión......sonreír. Y con la sonrisa en los labios vi los rostros asombrados de los que esperaban a la confesión un poco más atrás, sobre todo el muchacho delgado, que me miraba insistentemente. No pude evitar, mirarlo también, ampliar la sonrisa y hacer un gesto con mi mano......👍

martes, 10 de marzo de 2015

PERDÓN

HOMILÍA COMPLETA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)

"Pedir perdón es otra cosa, es distinto que pedir disculpas. ¿Yo me equivoco? Pero, discúlpame, me he equivocado… ¡He pecado! No tiene nada que ver una cosa con la otra. El pecado no es una simple equivocación. El pecado es idolatría, es adorar al ídolo, al ídolo del orgullo, de la vanidad, del dinero, del ‘mí mismo’, del bienestar… Tantos ídolos que nosotros tenemos. Y por esta razón Azarías no pide disculpas. Pide perdón”.

"Jesús nos enseña a rezar así al Padre: ‘perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos  a los que nos ofenden’. Si yo no soy capaz de perdonar, no soy capaz de pedir perdón. ‘Pero, Padre, yo me confieso, voy a confesarme…’. ‘¿Y qué haces antes de confesarte?’. ‘Pienso en las cosas que he hecho mal…’. ‘Está bien’. ‘Después pido perdón al Señor y prometo no volver a hacerlas…’. ‘Bien. Y después vas a lo del sacerdote. Pero antes te falta una cosa: ¿has perdonado a aquellos que te han hecho el mal?’”.

"Este es el razonamiento que Jesús nos enseña sobre el perdón. Primero: pedir perdón no es un sencillo pedir disculpas, es ser consciente del pecado, de nuestra idolatría, de las tantas idolatrías. Segundo: Dios siempre perdona, siempre. Pero pide que yo perdone. Si yo no perdono, en cierto sentido cierro la puerta al perdón de Dios. ‘Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden’”.

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