sábado, 2 de diciembre de 2017

PARA QUE TÚ NACIERAS

Para que Tú nacieras, se creó el escenario del universo, se rompió el silencio de la eternidad, apreció la luz, el canto y la armonía.

Para que Tú nacieras fue necesario escribir el Génesis y comprometer a Dios con una promesa.

Para que Tú nacieras se escogió un pueblo y Dios se enamoró de él como un esposo y resonó la voz de los profetas invitando al banquete de la vida y de la esperanza.

Para que Tú  nacieras se escogió una humilde doncella de tu pueblo y su respuesta te llamó a la vida.

Para que Tú nacieras se pacificó la tierra, se decretó un censo en Israel y un carpintero improvisó un establo, porque no había lugar para Tí en la posada.

Para que Tú nacieras Dios creó la vida.

Por eso para que Tú sigas naciendo tengo que revestirme de verdad, que mi vida sea creíble y mi palabra persuada, será necesario que salga de mí mismo y convertirme en un artesano de todo lo humano, que tenga un taller en el corazón y una herramienta en cada mano para construir la casa de la fraternidad y así capacitarme para compartir.

Para que Tú sigas naciendo, necesito detener la rapidez de mi vida, ser obrero de espacios donde pueda encontrarme con las personas por encima de las cosas.

Para que Tú sigas naciendo debo ser mensajero de todo lo que vive y capaz de celebrar lo cotidiano y trabajar por suprimir los signos de la muerte que ensombrecen al mundo y a la humanidad.

Con mis mejores deseos: Que el Adviento PREPARE, la Navidad CELEBRE  y la Epifanía MANIFIESTE la presencia de JESÚS entre nosotros.

Pbro. Héctor J. Valenzuela Mendivil. Libro Mar Adentro, págs. 59-60

jueves, 30 de noviembre de 2017

CUANDO LLEGA EL ADVIENTO

Cuando llega el Adviento, me siento responsable de la esperanza; de la paz entre mis hermanos y de olvidar ofensas.

Cuando llega el Adviento, me siento invitado a abreviar los espacios y llenar de humanidad mi trato y mi palabra; a demostrar el amor y revalorar la amistad.

Cuando llega el Adviento, siento la profunda necesidad de ser más libre y recorrer la senda de la austeridad.

Cuando llega el Adviento, lo quiero celebrar sin prisas, buscar un remanso de silencio y compartir con mis hermanos el pan del tiempo, el sabor de la palabra, el vino de la alegría, la comprensión del mensaje y ese momento sagrado de escuchar villancicos como salmos del pueblo sencillo que tiene la esperanza.

Cuando llega el Adviento, me siento constructor de un CIELO NUEVO, sin nubarrones de violencia; sembrador de una TIERRA NUEVA, libre de la cizaña de la opresión.

Cuando llega el Adviento, cómo me pesa la tristeza de los hermanos que no tienen esperanza y de aquellos que quisieran borrar la Navidad del calendario.

Cuando llega el Adviento, me siento profundamente humano, rico y pobre, bueno y vacío, capaz y necesitado, satisfecho y limitado, dispuesto a dar y urgido de recibir, maduro e infantil.

Y así cuando se acerca la Navidad yo quiero ser Adviento para ustedes mis hermanos.

Alegría y Paz en el Señor.

Pbro. Héctor J. Valenzuela Mendivil. Libro Mar Adentro pág. 57-58

jueves, 23 de noviembre de 2017

HACER EL ADVIENTO (Pbro. Héctor J. Valenzuela Mendivil

El Adviento se HACE. El Adviento acontece cuando los cristianos nos volvemos ADVIENTO.

EL ADVIENTO ES PALABRA:
Los Cristianos-Adviento repiten con fidelidad el mensaje de Dios leído en la historia del hombre.

EL ADVIENTO ES COMPROMISO:
Los Cristianos-Adviento comprometen su vida y sus valores para que el Adviento termine y Dios cobre actualidad en una noche de paz sobre el mundo que busca entre sombras la justicia.

EL ADVIENTO ES REVELACIÓN:
Los Cristianos-Adviento revelan la importancia de lo temporal y la trascendencia del hombre en el horizonte de Dios. Los Cristianos no viven la historia, la construyen.

EL ADVIENTO ES ANUNCIO:
Los Cristianos-Adviento abrevian la distancia y acercan a Dios a la vida del hombre. Actúan como Dios a favor de los pobres.

EL ADVIENTO ES ORACIÓN:
En los Cristianos-Adviento la oración brota no de la periferia del ser sino de la entraña misma del hombre encontrando el sentido de Dios en medio de sus hermanos.

EL ADVIENTO ES SENSIBILIDAD:
Los Cristianos-Adviento intentan sentir como propio el dolor de sus hermanos y buscan las raíces del llanto para arrancarlas y sembrar la simiente de la alegría en el corazón del hombre y en los espacios del mundo.

Con mis mejores deseos y mi afecto:
Que el Adviento sea y la Navidad acontezca entre ustedes.

Pbro. Héctor J. Valenzuela Mendivil. Libro Mar Adentro. Pág. 66-67

martes, 24 de octubre de 2017

QUIERO TERMINAR MIS DÍAS....

Quiero terminar mis días en un templo antiguo con sabor a pueblo, que guarde entre sus muros el canto de los Salmos y entre sus bóvedas la suave voz del Evangelio.

Quiero terminar mis días en un templo con paredes cubiertas por el musgo verde del silencio. Un templo construido por los brazos anónimos que en la cantera sembraron la semilla de su fe y en cada sillar perpetuaron la voz de la esperanza. Un templo sostenido más por la fe sencilla que por la fortaleza de sus muros. Un templo que no se amedrente por el paso del tiempo. Un templo que sea sacramento de la Iglesia.

Quiero terminar mis días en un templo con atrio espacioso poblado de inmensos eucaliptos. cipreses apuntando al cielo y muchas bugambilias de color del adviento, un atrio que nos lleve del ruido del mundo al lugar donde se contempla lo eterno, un atrio que mezcle la transitoriedad de la vida y la permanencia del amor. Un atrio que el sábado se llene de bullicio de los niños que vienen a vivir la doctrina: "porque de ellos es el Reino de los cielos".

Quiero terminar mis días en un templo viejo, donde haya muchos pájaros que celebran la liturgia del viento con la interminable polifonía de sus gorjeos que conserve en sus rincones el místico aroma del incienso. Con un púlpito de madera tallada que por las tardes rece el rosario.

Quiero terminar mis días en un templo que visto desde lejos profetice con sus torres la presencia de Dios en medio de los suyos, que tenga tres campanas que recen el "Angelus". Un templo que cobije a su alrededor un pueblo sencillo que viva como los pájaros del cielo y se vista como los lirios del campo.

Un templo que esconda entre sus muros las antiguas estaciones del Viacrucis rezado con los labios y vivido desde dentro, muriendo y resucitando en la Pascua continua de la vida.

Quiero terminar mis días en untemplo que sea como el compendio de la vida, con sus luces y sombras, con su alegría de fiesta patronal, con sus responsorios para despedir la existencia y llamar la certeza de lo eterno.

DEL LIBRO MAR ADENTRO. PBRO. HÉCTOR J. VALENZUELA MENDIVIL. QEPD.
PAG.97-99
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