Padre nuestro:
Padre, fuente de la vida y del amor
para todos los hombres, sin distinción.
Que estás en el cielo:
Pero también en la tierra,
en el hombre y en la historia.
Porque aquí, abajo es donde construimos
el cielo nuevo y la tierra nueva
Santificado sea tu nombre:
Que tu nombre, y todo tu Ser sea glorificado
en los tempos y en las fábricas,
en los monasterios y en las plazas.
Que glorifiquemos tu nombre con las obras.
Venga tu Reino:
El Reino tal y como lo predicó Jesús.
El Reino de la puerta estrecha.
El Reino de las bienaventuranzas.
El Reino donde los primeros son últimos y los últimos primeros.
Hágase tu voluntad:
Que tu voluntad se realice en la libertad de los hombres.
Que se haga concreta en las acciones de salvación.
Que nuestra voluntad quiera lo que Tú nos mandes.
No permitas que proponga como voluntad tuya el resultado
de mis egoísmos.
Danos el pan de cada día:
Danos salud y energía para trabajar.
Danos un trabajo digno que satisfaga la necesidad del cuerpo
y los anhelos del espíritu.
No permitas que guarde para mañana el pan que mi hermano
necesita para hoy.
Perdona nuestras ofensas:
Que comprenda que soy hombre siempre
necesitado de dar y recibir el perdón.
Si perdono poco, perdóname poco; si perdono a medias,
perdóname a medias; pero si perdono como Tú perdonas,
perdóname todas mis ofensas.
Y no nos dejes caer en la tentación:
De olvidarme que soy objeto de tu amor personal.
De hacer un mundo a mi imagen y semejanza.
De actuar sin antes haber orado.
De manipular el Evangelio para justificarme.
En fín, de trabajar por tu Reino sin asumir tus criterios.
Líbranos del mal:
Del mal del desaliento.
Del mal de pensar que soy indispensable
olvidándome que sencillamente soy útil.
Del mal de desconocer los dones que Tú me
has dado para compartirlos con mis hermanos.
Mar Adentro - Pbro. J. Valenzuela Mendivil - pág. 19
Padre, fuente de la vida y del amor
para todos los hombres, sin distinción.
Que estás en el cielo:
Pero también en la tierra,
en el hombre y en la historia.
Porque aquí, abajo es donde construimos
el cielo nuevo y la tierra nueva
Santificado sea tu nombre:
Que tu nombre, y todo tu Ser sea glorificado
en los tempos y en las fábricas,
en los monasterios y en las plazas.
Que glorifiquemos tu nombre con las obras.
Venga tu Reino:
El Reino tal y como lo predicó Jesús.
El Reino de la puerta estrecha.
El Reino de las bienaventuranzas.
El Reino donde los primeros son últimos y los últimos primeros.
Hágase tu voluntad:
Que tu voluntad se realice en la libertad de los hombres.
Que se haga concreta en las acciones de salvación.
Que nuestra voluntad quiera lo que Tú nos mandes.
No permitas que proponga como voluntad tuya el resultado
de mis egoísmos.
Danos el pan de cada día:
Danos salud y energía para trabajar.
Danos un trabajo digno que satisfaga la necesidad del cuerpo
y los anhelos del espíritu.
No permitas que guarde para mañana el pan que mi hermano
necesita para hoy.
Perdona nuestras ofensas:
Que comprenda que soy hombre siempre
necesitado de dar y recibir el perdón.
Si perdono poco, perdóname poco; si perdono a medias,
perdóname a medias; pero si perdono como Tú perdonas,
perdóname todas mis ofensas.
Y no nos dejes caer en la tentación:
De olvidarme que soy objeto de tu amor personal.
De hacer un mundo a mi imagen y semejanza.
De actuar sin antes haber orado.
De manipular el Evangelio para justificarme.
En fín, de trabajar por tu Reino sin asumir tus criterios.
Líbranos del mal:
Del mal del desaliento.
Del mal de pensar que soy indispensable
olvidándome que sencillamente soy útil.
Del mal de desconocer los dones que Tú me
has dado para compartirlos con mis hermanos.
Mar Adentro - Pbro. J. Valenzuela Mendivil - pág. 19
Qué precisooooo!!!
ResponderEliminarEl Padre Nuestro comentado y meditado. Magnífico.
Todos los escritos, reflexiones y comentarios del Padre Valenzuela, son profundísimos y de compromiso.