Una amiga querida me pregunta sobre el Sacramento de la Confesión. Es un tema que para muchos es escabroso y no les es agradable. Mi experiencia personal, de gente que se confiesa, es muy distinta.
Desde chica me enseñaron a acercarme a la Reconciliación, pero no voy a ocultarlo, en ocasiones me ha sido verdaderamente difícil decidirme.
El Santo Cura de Ars decía: el diablo nos quita la vergüenza a la hora de pecar y nos la devuelve a la hora de confesarnos. Al escuchar esto, decidí que el diablo no me iba a ganar y aunque con la vergüenza recuperada, y todo en contra mía, yo había aprendido, y tenía la experiencia, de que la misericordia de Dios es más grande que mis pecados.
Por lo demás, mucha gente piensa: ¿por qué me he de confesar con un hombre que es igual o más pecador que yo? ese pensamiento es la excusa, por supuesto. En realidad es que todavía falta un conocimiento más profundo de un Dios amoroso, y no de un Dios castigador . Mi respuesta a esa pregunta es algo que escuché en algunos ejemplos hermosos sobre la confesión, un buen o mal sacerdote a la hora de confesar es un instrumento de Dios, la gracia y el perdón los otorga el Señor por medio del sacerdote, y, el mismo Jesús es quien ha instituido el Sacramento del Perdón y perdona. Por otro lado, el confesarnos con un hombre es menos bochornoso; si tuviéramos que confesarnos, por ejemplo, con un ángel... entonces sí que pasaríamos vergüenzas. Un sacerdote pasa por las mismas que nosotros, porque él también necesita del Sacramento de la Penitencia.
Para confesarnos tenemos que hacer un buen examen de conciencia, no es tan difícil como parece, en algunos lugares, muchos en el internet, se nos dan guías basándose por ejemplo en los 10 mandamientos, y en los mandamientos de la Iglesia. Así sabremos si hemos caído en faltas graves.
Otras veces, queremos que el padrecito, con una cola interminable de penitentes escuche nuestras historias y "justificaciones" de nuestros pecados, que nos aliente y anime..... y nos diga que en realidad nuestros pecados no lo eran tanto..... pero la confesión no consiste en eso, sino en declarar nuestros pecados y recibir el perdón. Había un fray que solo escuchaba los pecados y daba la absolución y la penitencia... algunas personas se quejaban.... una vez que me confesé con él, quise por algún motivo, dar una explicación de cómo estuvo el asunto del pecado y le pregunté: ¿puedo explicarle? y me contestó con un rotundo "No"..... y me agregó.... "el que lo tiene que saber, ya lo sabe"... confianza total de que, el mismo Jesús, estaba en ese confesionario escuchando mi confesión, que él solo era el administrador, las manos de Cristo absolviendo mis pecados.
Otras veces, algunos sacerdotes hacen algunas preguntas para ayudarnos a la confesión, no lo hacen por curiosidad o para saber cosas de ti...... y sobre todo, tenemos que recordar que para ellos está el "sigilo de confesión" es decir, que nunca a nadie ni siquiera a ti mismo pueden hacer alusión a lo que has confesado. Hace tiempo en un encuentro de catequistas me encontré con el sacerdote que el día anterior me había confesado. Fray Héctor (q.e.p.d), y me acerqué a saludarlo con mucha alegría.... y le dije: mire fray Héctor, venir a encontrarnos aquí de nuevo y ayer que me confesé con ud. y me respondió. No me acuerdo. Un detalle de la sensibilidad y compromiso hacia su "sigilo" el mismo que tiene Cristo. Perdona y olvida.
Las preguntas más comunes son al inicio de la Confesión: ¿cuánto hace que no te confiesas? ó ¿cuántas veces has cometido este pecado?.....
Creo que este tema me está llevando más tiempo del que quisiera..... así que haré dos partes.... mañana lo continuaremos....
Espero con impaciencia la segunda parte. No la demores. Ésta me ha parecido tan interesante. Ya sé a quién pasar todo tu escrito, aunque te diré que para mí, también ha funcionado.
ResponderEliminarRecuerdo una expresión de un sacerdote cuando al ir a confesar, le dije que por mis dolencias no podía arrodillarme. su respuesta fue: "Lo importante es que se arrodille el alma".
Ese es el verdadero encuentro con el Perdón.
Gracias por todo tu testimonio. Ha sido una gran ayuda.