Por lo general no doy entrada a temas polémicos, prefiero la enseñanza directa de la Iglesia y que vayamos aprovechando dicha enseñanza para ubicarnos y tomar decisiones según la voluntad de Dios.
Sin embargo, en esta ocasión haré referencia a un hecho ocurrido en días pasados en México. La liberación impune de una secuestradora condenada a 60 años de prisión y que de un plumazo de la suprema corte de justicia (no me equivoqué lo puse en minúsculas), le dieron libertad inmediata y fue recibida en su País como una heroína.
Y hoy leyendo otros blogs encontré esta nota:
Del post del P. Fortea:
Cuando se llega a cierto nivel de maldad contra el prójimo, el Dedo de Dios te alcanza, estés donde estés, te hayas escapado de donde te hayas escapado. No hay refugio contra el Destino. El tiempo en medio es sólo un tiempo que se te concede para arrepentirte. El único refugio es Cristo. Pero si no, sólo queda aceptar que la hora te llega hagas lo que hagas.
Y esto podemos aplicarlo para los que dicen ejercer la justicia y para quienes la compran.
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