La oración es la fe que se vuelve energía, es el amor que se activa y se proyecta, es la esperanza que sostiene y alimenta, es movimiento hacia Dios desde la realidad humana; por la oración comprendemos la verdadera estatura del hombre y la recta dimensión del mundo y de las cosas.
La oración es manifestación de la vida de Dios en rostros humanos, es deletrear el mensaje del Padre en la historia de su Pueblo. Es abandono y desprendimiento, es docilidad y búsqueda, es capacidad y comprensión, es liberación de ataduras temporales, es la más simple sabiduría, impulso y sosiego, actividad y calma, grito, voz, murmullo, silencio.
Plenitud y soledad, es abundancia y desierto, claridad y penumbra, vacilación y certeza, es saciedad y es hambre, sed y fuego, nostalgia y presencia, descanso que abruma y carga que eleva, calzada y vereda, es océano y arroyo, sequedad y tormenta, es semilla y es fruto, es esfuerzo y recompensa, es la vida que se convierte en salmo o bien el salmo de Dios que empapa la vida, es fuerza para reconocer y aceptar, es gracia para permanecer y perseverar. La Oración le da el sentido genuino a la vida, une lo temporal con lo eterno.
"El que no ora camina con un solo pie y lucha con un solo brazo".
Pbro. Héctor J. Valenzuela Mendivil. Libro: Mar Adentro. pág. 77-78
Muy hermosa la reflexión sobre la Oración que escribe el Padre Héctor J. Valenzuela.
ResponderEliminarTodas las dualidades del último párrafo son para reflexionar intensamente y orar, orar y orar.