domingo, 20 de octubre de 2013

MI DOMINGO. La oración de las viejitas

Ayer sábado, nos tocó un poco de crisis.... ya nos estábamos acostumbrando a la calma y la alegría de Helena pero de pronto... un susto para no caer en la monotonía.... uf..... pero pasó pronto... logramos recuperar la calma antes de dormir. Habló un buen rato.... hasta que el sueño la venció y a mi también.
 
Ya en la madrugada tuvimos otro tanto.... pero fue muy controlable, sin embargo, el sueño se fue por completo.... hasta que llegó la hora de levantarme a la misa de 7 de la mañana. Hice todos los "dengues" silenciosos para prepararme sin que Helena se dé cuenta..... cualquiera que me viera se reiría, al menos todo esto es en solitario.
 
Logré salir de la casa.... pero la Chiquita se especializa en hacer toda clase de aullidos, llantos y ladridos porque me voy.... perra loca, con ganas de ahorcarla.
 
Llegué al templo un poquito antes de que empezara la Misa, y me dirigí a la Capilla (que está conectada visual y auditivamente al Templo), para ver si habría confesiones. Una amble señora dijo: Voy a preguntar... regresó y dijo que sí.. llegamos al Evangelio y nada..... y cuando Martha, que también estaba ahí para la confesión dijo: yo creo que el padre se quedó dormido..... y apareció detrás de nosotros.... a lo mejor hasta nos escuchó.... gulps.
 
El caso es que me pude confesar...... ¡fiesta..... de perdón para mi alma!......... flotando me acomodé de nuevo en el templo para continuar la Misa. La homilía centrada en el Domund, en que nosotros también somos misioneros en donde nos toque estar.....la Consagración una dulzura. Una señora ya muy anciana que estaba en la banca de atrás de mi, después de la elevación de la Hostia y del Cáliz hacía en voz alta una hermosa oración que hice mía.... ayudando así a mi sequedad.
 
Y antes de la bendición final Fray Miguel nos contó una anécdota muy linda:
Dice que un Fray de aquí de esta provincia (franciscana), en sus tiempos de formación, entró a una iglesia y estaba una viejita rezando y la viejita decía: Señor, te ofrezco un padrenuestro y avemaría por el misionero más cansado...... él para sus adentros pensó ¿qué clase de oración es esta? Pasó el tiempo y ya ordenado le tocó misionar allá lejos en la sierra, donde los ranchitos y caseríos quedan lejos y separados... el caminaba subiendo y agotándose hasta que llegó un momento en que le faltó el aire y se tuvo que detener y sentarse en una piedra. Pensó "ya no puedo más"..... entonces se acordó de la oración de la viejita y en voz alta dijo: "Señor, mándame ese padrenuestro y avemaría de aquella viejita"..... se levantó y siguió caminando. En seguida, Fray Miguel, nos invitó a rezar todos juntos un Avemaría.
 

1 comentario:

  1. Me encanta tu domingo. Sin desperdiciooooo!!! Te quedas con lo mejor que viviste. Ese encuentro espiritual con Dios, el cual te da la fuerza para encontrarte con lo que no es tan mejor, pero muy bello.

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