Que estas fiestas del Bicentenario se distingan porque oramos mucho por nuestra Patria. Más que el orgullo de ser mexicanos, sea para nosotros el agradecimiento con humildad por tener una Madre como Santa María de Guadalupe que no ha dejado de extender sus brazos para cada uno de sus hijos, de México, de América y el mundo entero. Y le pidamos al Señor, ¡Qué Viva México! ¡qué viva en tu gracia y amor!
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