Cuando te sumerges en el misterio de Jesucristo, haces de tu propia vida un sacramento. De alguna manera eres "Jesucristo para los demás". Éste es el motivo más hondo de la necesidad de que imites a Jesucristo, de ser como él, de tener sus mismos sentimientos. No se trata de imitarlo solamente en lo externo y en los gestos. De lo que se trata es de que Jesús, por estar resucitado, se hace contemporáneo de los hombres y mujeres de todos los tiempos; y se hace, de muchas maneras. Una de las formas de hacerse Jesús contemporáneo a todos los hombres es a través de la vida de los evangelizadores. Como evangelizador tienes que conocer e identificarte con la vida histórica de Jesús. Aprende de él a relacionarte con el Padre y con los hombres, a tener entrañas de misericordia, a hacer de los pobres y marginados los destinatarios privilegiados de tu tarea, a entender tu propia existencia como "vida para los demás", a vivir tú mismo en una actitud de confianza en Dios que te lleve por el camino de la pobreza y austeridad, a ir haciendo tuyos todos Ios sentimientos de Cristo Jesús, que "no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos".
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