Ya empieza Octubre, mes de muchas emociones, es un mes de fe, de una paz hermosa y suave porque está mecida por el arrullo del Santo Rosario. Cuando rezamos un Avemaría y otra y otra se va tejiendo una melodía que inunda el corazón y María va mostrando su rostro dulce, suave, que nos invita al amor, a probar la suavidad del amor de su Hijo... nos muestra su Corazón Inmaculado y nos abraza con esa ternura materna que nadie puede rechazar, quién lo hace, no ha experimentado su mirada, su dulzura... qué ganas de cantarle, qué ganas de llenarla de alabanzas....Dulce Madre no te alejes, tu vista de mi no apartes, ven conmigo a todas partes y sola nunca me dejes... ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, haz que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.
Ven a rezar el Rosario, ven a cantarle a tu Madre... no dejes ni un día de invocarla porque Ella te llevará directamente al Corazón de Jesús.
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Bendiciones
Susana Segura O
(Apóstol de la Divina Misericordia)
! Jesús, en Ti Confío !