Mi domingo ha transcurrido muuuuy bien, la mañana muy fría pero llena de sol, pudimos ir a Misa todos juntos, el templo muy frío pero los tres juntitos, Helena enmedio, con su mano y la mía guardadas en la bolsa del chaleco, nos mantuvimos calientitas. La misa de 2º domingo de Adviento, maravillosa, el color morado, me invita como Juan Bautista a la penitencia, sentí pena delante de mi Señor de recibir su consuelo sin poder irme a confesar todavía.... mañana lo haré. Helena participó plenamente en la celebración. Rezó el Credo, se hincó con devoción en la Consagración, rezó también el Padrenuestro y luego repitió junto con toda la comunidad la Antífona de la Comunión.
La Comunión.... no encuentro bien las palabras, en la Comunión hubo comunión... recibí a Jesús, ese, el mismo que Juan Bautista anunció, Aquél al que él se sentía indigno de desatarle las sandalias.... ese Jesús entró a mi corazón, Él, era Él, parece tan extraño que diga esto, todos sabemos que eso sucede cada vez que comulgamos, pero hoy, me dijo en el silencio del corazón, "Soy Cercano" "Estoy". Hablé en voz alta, y repetí, cercano.... cercano.... está. Mas cercano que yo a mi misma, cercano como nadie en el mundo puede estarlo. Helena me miró, porque siempre le digo en el oído: Alma de Cristo..santifícame, Cuerpo de Cristo... sálvame...... pero hoy le dije eso. Jesús, cuando te ponga en el pesebre el día de Navidad, te diré "Mi Cercano"... lo escribiré... tal vez se oye muy raro, o no se oiga bien, pero tiene un sentido total, hoy, para mi.
Al salir compramos a las Clarisas rompope y empanaditas, y nos dirigimos al Hoyo (Mercado Braulio Maldonado), a comprar nuez, encontramos de todo, menos nuez... hasta lo próxima semana, nos dijeron en todos lados. Helena le dijo a uno de los señores que nos atendía que se abrigara, y el hombre andaba más que abrigado, y le mostraba todos los empalmes que traía. Recorrimos varios puestos y tomé fotos, compré camotes y otras cosillas. De regreso, al pasar por el mismo puesto, el señor se acercó de nuevo y nos acompañó hasta el carro y volvía a decirle a Helena que si andaba bien abrigado.
¡¡¡¡Ah y preparé Pozole!!!!
¡Qué precioso tu domingo, con esa entrega plena a Jesús y a tu hija Helena!
ResponderEliminarSabes que cuando estaba dando gracias después de recibir la Comunión, me sentí muy similiar a lo que tu explicas.
Me sentí muy cerca de Él.