*161* Yo, nada, molécula impalpable, nada pecadora, soy un latido del corazón de Dios, de un Dios creador, redentor y santificador; de un Dios, que, al concebirme en su mente, al hacer latir su corazón, ya había formado sobre mí designios de predilección, ya me veía rescatada con el precio de su vida, ya me veía purificada con sus sangre preciosísima, ya me veía colmada de sus gracias especiales, ya, desde toda la eternidad, me depositó, como niña pequeñita, en el regazo de su virginal Madre; ya desde entonces quiso que fuera de él, por María.
*162* De dónde vengo, a dónde voy, y qué hago en este mundo? Vengo de Dios, de su seno, de su mente, soy un vestigio de su amor. Y voy a él… Él me espera, con una paciencia infinita; y entretanto llega ese día venturoso, me marca el camino, él, que es camino, la verdad y la vida. Me alimenta todos los días con su Cuerpo adorable, me da su gracia y su amor.
*163* Si soy pues un latido del corazón de Dios, en qué armonía deber estar todos mis pensamientos, mis deseos y mis obras, con los de Dios. ¡Cómo él debe reflejarse en mí! ¡Cómo debiera retratarse en mi ser, la imagen suya! ¡Cómo todo mi ser debería respirar santidad, dulzura, paciencia!; ¡Cómo mi corazón debería ser un reflejo del su Corazón!
*164* Como criatura suya tengo derecho a todos los beneficios de Dios creador. Como su hija a sus perdones, a sus caricias, a sus regalos, a su solicitud. Como esposa a sus intimidades, a sus comunicaciones, a sus ternuras; a su participación como Padre, de todos los seres racionales, constituyéndome por eso mismo madre de todos los mortales.
*165* Que dicha tener ser y en este ser que debe perecer algún día, un alma inmortal. Imagen de Dios, su retrato, y que, por participación, deberá ser algún día otro dios!
*166* Que asombro, que embriaguez y que consuelo e pensar que de nada que era, soy ahora criatura, y criatura dotada de inteligencia; y criatura privilegiada, escogida entre millares; y criatura capaz de santificarme y ser una fiel copia de Dios, con solo cumplir en todo y siempre la adorable voluntad
DIOS me dio la oportunidad de conocer a nuestra madre Ma. Inés Teresa Arias, fundadora de las misioneras clarisa del santísimo sacramento. Ente encuentro fue muy bonito, fue en la casa madre de la ciudad de Cuernavaca, Morelos en el año de 1976. Siendo prevanclarista de la ciudad y purto de Acapulco, Gro. DIOS tenga a nuestra Madre en su reino.
ResponderEliminarDOS me dio la oportunidad de conocer a nuestra madre MARIA INES TERESA ARIAS, en la Hermosa ciudad de Cuernavaca, Morelos., en el año de 1976, siendo miembro del grupo de VAN-CLAR Acapulco.
ResponderEliminarEn encuentro fue inolvidable, siempre hago una oración por nuestra madre. DIOS la tenga en su reino.