Participé a la celebración de la Eucaristía en acción de gracias por un favor que la señora Fabre, amiga mía, había obtenido de Dios por intercesión de Madre María Inés-Teresa Arias. Yo no conocí a la Madre en vida, pero viendo cuál era su intercesión ante Dios, le pedí que me obtuviera la gracia de que uno de mis hijos, que se había ido de la casa por disgustos con su hermano mayor, regresara nuevamente a casa. Los obstáculos para que desaparecieran las diferencias entre hermanos parecían insuperables. No obstante, el milagro se realizó: mi hijo ha vuelto, ha encontrado un buen trabajo, y lo que es mejor, ahora mi familia está unida.
MARIA DE LOS ANGELES ARAGON DE GALVEZ
Mi mamá tenía ya varios años enferma del corazón y del hígado, cuando se le infectó un dedo del pie. En pocos días el dedo se puso morado y la infección se extendió a la pierna. El color se ponía cada vez más obscuro no obstante la gran cantidad de antibióticos que se le estaban aplicando. El médico decidió amputar la pierna. Se hicieron los estudios preoperatorios, mientras que nosotros sus hijos nos sentíamos angustiados de tener que dar a mamá la mala noticia. Entonces, con renovado fervor y fe, pedí a Madre Ines le alcanzara de Dios la salud. Después de tres días de intensa oración, precisamente el día de la operación, mi mamá sanó. El cirujano se sorprendió y constató que no era necesaria la operación.
HAN. AMPARO GARCÍA M.C.
REVISTA "UNA CONQUISTA" AÑO V PRIMER SEMESTRE 1991 NO. 8
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