Tu alegría de evangelizador es fruto de tu
madurez creyente. Te sientes agarrado por Dios en la totalidad de tu existencia.
Y anuncias a un Dios que quiere para todos los hombres una salvación integral.
No dejas ningún aspecto de tu propia vida, de la vida de los demás y de la vida
de la sociedad en que vives al margen de la luz penetrante de la salvación que
anuncias. Tocas así uno de los más profundos anhelos del corazón humano. Y lo
anuncias con tal plenitud que ni la misma muerte, a la que tanto tememos,
oscurece una esperanza asegurada por "el Dios de vivos y no de muertos". Con la
mirada puesta en Cristo Resucitado puedes encararte con el final, y hacerlo con
la misma audacia de Pablo: "¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está,
muerte, tu aguijón?". La resurrección de Cristo es garantía de tu vida total y
de la totalidad de vida que ofreces con su anuncio. Cuando aprendas a dar razón
de tu esperanza habrás encontrado la fuente más íntima de tu alegría personal y
la fuerza más grande para proclamar la buena noticia: que Dios llama al hombre a
la vida, cumpliendo y desbordando anhelos, porque "ni el ojo vio ni el oído oyó
lo que Dios tiene reservado a los que lo aman". Toda tu tarea de evangelizador
queda marcada por esta alegría de la esperanza confiada.
Hola como se llama el autor de este libro de la misión continental? y como se llama el libro? muchas gracias!!!
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ResponderEliminar100 PISTAS DEL CAMINO A APARECIDA
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