Semana Santa. Días en los que en nosotros lucha el tiempo profano por no permitir que penetre el tiempo sagrado. Días en los que luchan los días de la rutina, de los hábitos, de la normalidad, frente a los días de la gracia, de la penitencia, de la novedad de revivir la Pasión. El tiempo nuevo tratando de penetrar en el tiempo viejo.
Así como hay objetos sagrados, hay días sagrados. Dios ha sacralizado el tiempo. Lo hizo ya desde el Antiguo Testamento. Si ya todo el tiempo hace referencia a Dios, se dirige a Él y procede de Él, hay tiempos entre los tiempos que hacen referencia al Creador de un modo más expreso.
Esos días tienen aparejadas gracias especiales si los aprovechamos. Esos días tienen que ser un encuentro con Él. El día como encuentro, una hora determinada como redescubrimiento de la Divinidad. Para esos días-encuentro la Iglesia nos propone un misterio en especial: en estos días aspectos concretos de la Pasión.
P. Fortea.
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