En las primeras páginas de la Biblia resuena, inquietante, una pregunta:
- Adán, ¿dónde estás?
El "rey del universo", apenas entronizado, no se deja encontrar en su puesto.
El hombre no está donde debería.
Este es el pecado.
Adán ha ido a esconderse. No se deja encontrar en el momento de la cita con Dios. Rechaza el encuentro, el diálogo, la amistad. Da la espalda al amor.
El pecado es una corrupción de la persona. Pecar no solo significa hacer el mal, sino hacerse el mal.
El pecado impide nuestra realización.
El pecado es una perfecta locura. Por eso al pecador se le define sin muchos miramientos con una palabra: "necio".
La necedad de quien no se deja encontrar allí donde debería estar.
La locura de quien se engaña pensando que la mejor manera de alcanzar la meta consiste en esconderse.
La tontería de quien cree alcanzar todo, escogiendo la nada.
Extracto. El Acoso de Dios. Alessandro Pronzato. 1º Lunes de cuaresma.
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