Diversas anécdotas
Su vida es rica en anécdotas. En cierta ocasión, su hermana Teodora, que le había hospedado en su castillo de Maenza para que descansara, le preguntó: ¿Cómo seré yo santa? Y santo Tomás respondió con una sola palabra: Queriendo.
Estando un día recogido en oración en la capilla de San Nicolás de Nápoles, oyó la voz de Jesús Crucificado que le decía: Has escrito muy bien de Mí, Tomás. ¿Qué recompensa quieres de Mí por tu trabajo? La respuesta del Santo no se hizo esperar: Señor, no quiero ninguna cosa, sino sólo a Ti.
En el mismo lugar, en la fiesta del santo titular de la capilla, san Nicolás, día 6 de diciembre del año 1273, mientras celebraba la Santa Misa, tuvo una visión. A partir de aquel día no volvió a escribir ni a dictar. Interrogado por fray Reginaldo, su confesor, el motivo por el cual no escribe, santo Tomás respondió: No puedo, no puedo. Todo lo que he escrito es paja en comparación con lo que Dios me ha hecho ver.
En otra ocasión, un religioso de su misma Orden le dijo en broma: ¡Eh, hermano Tomás, venga a ver volar un buey! Y santo Tomás fue a mirar por la ventana, ante la risa del bromista. La réplica de Tomás fue: Prefiero creer que puede volar un buey, a que un religioso pueda mentir.
Sabio y santo
En el mismo instante de su muerte, su antiguo maestro, san Alberto Magno, ve en su convento a fray Tomás en brazos de Santa María entrar en el Cielo y lo anuncia lloroso: Ha muerto fray Tomás, flor del mundo y luz de la Iglesia.
Su doctrina permanece, continúa iluminando. Impresionante es el elogio que hace de santo Tomás el cardenal Bassarión en plena época del Renacimiento: Santo Tomás es el más santo entre los sabios y el más sabio entre los santos. Elogio que reitera el papa Pío XI, ya en el siglo XX.
Desde la suprema cátedra de San Pedro, los Romanos Pontífices claman a voz en grito: Id a Tomás cuantos suspiráis por la verdadera ciencia teológica que conduce al conocimiento de Dios.
Los papas, unánimes, le proclaman: Doctor Común, Doctor Universal, Doctor de la Iglesia, Doctor Angélico, Doctor Eucarístico, Patrono de Universidades, Liceos, Institutos y Escuelas Católicas.
Sixto V hizo pintar una imagen suya en la Biblioteca Vaticana con la pluma en la mano derecha y el sol en el pecho irradiando rayos de luz sobre la Iglesia que sostiene en la izquierda, y esta inscripción: Los escritos de santo Tomás son aprobados por Cristo crucificado. Allí se le contempla junto a la Cruz. Bien se entiende aquella afirmación de santo Tomás: Mi libro es el Crucifijo.
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