No sé si a ustedes les pase, pero a mi me duele tantísimo el pueblo de Haití, que empiezo a pensar en él en términos de pertenencia y me despierto en la noche pidiendo por "mi pobre Haití", le suplico a la Virgen del Perpetuo Socorro su patrona, y la mía también, para que los ampare.... ver las imágenes de la devastación y la miseria en la que se encuentran me lastima profundamente y al mismo tiempo me admiro por la capacidad de soportar tanto dolor y ese dolor es de miedo, hambre, sed, asco, pérdida, angustia, humillación y tantas cosas más y también me admiro y me alegro por todos los que con un corazón generoso se van a dar su ayuda... saben a lo que van... lo que encontrarán.... cuerpos en descomposición, heridas espantosas, cuerpos desgarrados, y todo lo aceptan por salvar vidas, por ayudar.... dentro de tanto horror se mira, se palpa la buena noticia, ¡hay gente buena!, ¡mucha gente buena!
Ayer en la noticias un reportero decía desde Rep. Dominicana, que acababa de toparse con unas religiosas todas entusiasmadas por irse a Haití para ayudar.... "todas entusiasmadas" eso solo puede ser por el gran amor que tienen a Dios y por Dios a sus hermanos....
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