lunes, 6 de julio de 2009

Beata María Deluil Martiny

Del Folleto Adoración Eucarística y Maternidad Espiritual para la Santificación de los Sacerdotes. (Congregación del Clero)


Martes 7 de Julio



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Beata Maria Deluil Martiny (1841-1884)


Hace 120 años, en algunas revelaciones privadas, Jesús inició a confiar a personas consagradas en los monasterios y en el mundo su plan para la renovación del sacerdocio. A algunas madres espirituales Él confió la llamada ‘obra para los sacerdotes’. Una de las precursoras de esta obra es la beata Maria Deluil Martiny. De este gran íntimo deseo suyo, ella dijo: “¡Ofrecerse para las almas es bello y grande! ¡Pero ofrecerse para las almas de los sacerdotes... es tan bello y grande que se debería tener mil vidas y mil corazones!... ¡Daría con gusto mi vida sólo para que Cristo pudiera encontrar en los sacerdotes lo que se espera de ellos! ¡También la daría con gusto aún si uno sólo pudiera realizar perfectamente el plan divino sobre él!”. Efectivamente, a sólo 43 años, ella selló con el martirio su maternidad espiritual. Sus últimas palabras fueron: “Es por la obra, la obra para los sacerdotes!”.


Venerable Louise Marguerite Claret de la Touche (1868-1915)


Jesús preparó durante largos años también a la Venerable Louise Marguerite Claret de la Touche al apostolado para la renovación del sacerdocio. Ella cuenta que el 5 de junio de 1902, durante una adoración, se le apareció el Señor.
“Yo le había rezado por nuestro pequeño noviciado y le había suplicado de darme algunas almas que habría podido plasmar para Él. Él me respondió: ‘Te daré almas de hombres’. Quedé en silencio porque no comprendí sus palabras. Jesús añadió: ‘Te daré almas de sacerdotes’. Aún más sorprendida por estas palabras, le pregunté: ‘Mi Jesús, ¿cómo lo harás?’. Después Él me explicó la obra que estaba por preparar y que hubiera tenido que calentar el mundo con el amor. Jesús siguió explicando su plan y por ello quiso dirigirse a los sacerdotes: ‘Como hace 1900 años pude renovar el mundo con doce hombres – ellos eran sacerdotes – así también hoy podría renovar el mundo con doce sacerdotes, pero deberán ser sacerdotes santos’ ”.
Luego el Señor mostró a Louise Marguerite la obra en concreto. “Es una unión de sacerdotes, una obra que comprende todo el mundo”, ella escribió. “Si el sacerdote quiere realizar su misión y proclamar la misericordia de Dios, debería en primer lugar él mismo estar invadido por el Corazón de Jesús y debería ser iluminado por el amor de Su Espíritu. Los sacerdotes deberían cultivar la unión entre ellos, ser un corazón y un alma, y nunca obstaculizarse entre ellos”.

Louise Marguerite describió con fórmulas tan buenas el sacerdocio en su libro “El corazón de Jesús y el sacerdocio”, que algunos sacerdotes habían creído que era obra de uno de ellos. Un jesuita declaró: “No sé quién escribió el libro, pero una cosa sé de preciso, no es la obra de una mujer!”.

1 comentario:

  1. Excelente artículo, creo que el amor a Dios es uno y distingue sexo, pero así como pensamos que las madres aman más que los padres a los hijos, los sacerdotes deben pensar que ellos aman a Dios más que las mujeres, pero el enamorarse de Dios es igual para Sacerdotes y Religiosas y para hombres y mujeres laicos, la entrega total a la voluntad del Padre

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