Con frecuencia, se da una gran indiferencia en los discípulos misioneros respecto a los medios de formación. No puedes tener la sensación de haber nacido ya formado y de que te la sabes todas, de una vez para siempre. La humildad del discípulo te debe acompañar toda tu vida de misionero.
La lectura, el estudio, la reflexión compartida y enriquecida con las aportaciones de los demás, las reuniones específicas de formación...son para el discípulo misionero momentos importantes, para fortalecer y hacer más honda su tarea. Te haz de preocupar si pasas por alto los medios de formación, como si no fuera de tu incumbencia.
Es curioso, que para cada iniciativa misionera se pide una mayor formación, y sin embargo, las excusas y prevenciones para recibirla se multiplican. Se precisa tu decisión firme de formarte permanentemente.
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