Tengo una amiga, que me ha tocado escucharla en varias ocasiones y en distintas circunstancias, hablar sobre el por qué ya no está haciendo su amado apostolado. Primero, dice, como todos los que hemos vivido algun tipo de servicio en la Iglesia: "Esa fue la mejor época de mi vida", luego repite con cierto énfasis, es que con los años ya no se puede andar de arriba para abajo, y si no va dar uno el cien por ciento, es mejor retirarse...... cada vez que he escuchado eso, algo en mi interior me recrimina.... hice lo mismo..... aunque con motivaciones diferentes.
Y esa frase me ha estado machacando la mente... la última vez que la escuché decirlo, anteayer.... la acusé de desertora...y ¿yo? Hay que dar el 100% o nada.... ups.... la siguiente pregunta que me hago es ¿quién ha dado el 100%? o en base a que podemos sacar esos cálculos.
El mismo Señor, nos dice en la parábola del sembrador: unos darán el 100 otros el 60 y otros el 30%... y ese porcentaje lo calcula Él... pero eso es lo que Jesús espera... y a cada uno dará la recompensa de ese "porcentaje"... pero ¿cómo calcula el Señor? eso es un misterio.
Ahora bien, otra pregunta mas ¿no seremos muy ingenuos pensando en que alguna vez dimos el 100%? Si antes no lo dimos ¿por qué ahora dejamos de dar hasta ese poquito? y digo poquito porque no creo que hayamos llegado ni siquiera al 30% esperado por Jesús ¿acaso consultamos al Señor al respecto?
A nosotros nos gusta mucho pensar que el fruto es proporcional a nuestro esfuerzo y a nuestro entusiasmo y de ahí sacamos nuestras propias conclusiones, y nos olvidamos totalmente de Quién es el que siembra.
A nosotros nos gusta mucho pensar que el fruto es proporcional a nuestro esfuerzo y a nuestro entusiasmo y de ahí sacamos nuestras propias conclusiones, y nos olvidamos totalmente de Quién es el que siembra.
Luego pensé, los porcentajes son lo de menos... porque siempre que uno hace apostolado, nosotros en realidad no hacemos nada....nuestro ínfimo porcentaje lo cubre siempre al 100% la gracia del Espíritu Santo que es el Agente principal de la evangelización, como nos lo remarca el Papa Paulo VI. Así, que cuando nosotros creemos dar el cien ¡qué bueno!, pero si solo podemos el cinco o el diez... ¿es razón suficiente para dejar solo al Señor? Ese ínfimo, con la gracia de Dios, ¿no sería suficiente para que un alma renaciera?
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