Mi domingo ha transcurrido algo extraño, ayer me fui a misa de 7 de la tarde para acompañar a Yoli en la misa de aniversario de fallecimiento de su esposo. Esa misa era la del hoy domingo, así que en las vísperas cumplimos con el precepto dominical. Helena a pesar de que durmió bien, amaneció inquieta y por lo mismo pensando en que ya tenía la misa, opté por quedrme con ella en casa y escuchar la misa por tv..... y estuvo bien, no hemos tenido un rato de paz, pues sigue en su inquietud.... pero..... pero.... me hace falta la misa en domingo.
Luego hicimos otra cosa extraña, almorzamos..... y entonces la comida quedó relegada a una hora no acostumbrada.
En días como hoy, siento una como añoranza de vivir con más normalidad, de poder hacer las cosas con naturalidad, sin embargo, para nosotros lo natural es vivir estos sobresaltos e incongruencias. Así es, así será.... no hay queja es solo un instante, y el Señor viene a consolar y llenar los huecos que yo misma preparo con mis ansiedades.
Ahora escuchamos cantos de adviento, Helena los sigue según su parecer.... pero pone en ellos su amor a Jesús y me alienta a cantar a mi también, ¡Cantemos!........
Es cierto lo que expones. Si tenemos por costumbre la asistencia a la Misa Dominical en el día llamado: "Domingo", es lógico que cuando la anticipamos, asistiendo el sábado, encontremos el domingo, un hueco que nos queda sin llenar. Es bueno que lo hayas percibido y así aunque otro día tengas que asistir a misa vespertina por el motivo que sea, no dudarás en asistir de nuevo el Domingo que por algo le llamamos: "DÍA DEL SEÑOR"
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