miércoles, 16 de noviembre de 2011

TESTIMONIOS MADRE MARÍA INÉS TERESA ARIAS


Nuestra Señora del Rocío

Mi primer hijo nació con hipostadias congénito . Para corregir el defecto, se debían efectuar dos operaciones. A los tres años se efectuó la primera: le instalarían una uretra para reducir el tiempo de la cicatrización. Yo encomendé a mi hijo a Dios por intercesión de Madre Inés para que el defecto se corrigiera con una sola operación. A los tres días de la operación el niño se cayó de la cama y la uretra se salió. Corrí al hospital, Mi esposo, médico, y el cirujano quedaron sorprendidos al ver que la herida estaba perfectamente cicatrizada en solo tres días. Agradezco al Señor su bondad, y a Madre Inés por su intercesión inmediata. Veo que ella continúa queriéndome como cuando estaba aquí en la tierra. Conmigo firma también mi esposo.
MARTHA LOPEZ DE VALDIVIA  DR. RODOLFO VALDIVIA VIVANCO
Por un conjunto de circunstancias, el nacimiento de mi segundo hijo se presentaba difícil. Después de algunos estudios, los médicos llegaron a la conclusión de que se debía practicar cesárea. De todos modos el parto se presentaba difícil. Yo tenía miedo. Le pedí con mucha insistencia y fe a Madre María Inés-Teresa para que intercediera por mí, segura de que ella nos alcanzaría el milagro. 24 horas después, no sé por cuáles motivos, los médicos ordenaron otra radiografía, en el mismo estudio y el mismo radiólogo. El resultado constatado por los médicos, fue que el parto podía efectuarse por la vía normal porque el cráneo del niño se había reducido. Con este testimonio deseo agradecer a Madre Inés su intercesión. En fe, firmamos este testimonio yo, mi esposo, médico, el cirujano Doctor Héctor González del Bosque, y como autoridad eclesiástica el Canónigo José Martínez Cuevas.
MARTHA LOPEZ DE VALDIVIA.
Participé a la celebración de la Eucaristía en acción de gracias por un favor que la señora Fabre, amiga mía, había obtenido de Dios por intercesión de Madre María Inés-Teresa Arias. Yo no conocí  a la Madre en vida, pero viendo cuál era su intercesión ante Dios, le pedí que me obtuviera la gracia de que uno de mis hijos, que se había ido de la casa por disgustos con su hermano mayor, regresara nuevamente a casa. Los obstáculos para que desaparecieran las diferencias entre hermanos parecían insuperables. No obstante, el milagro se realizó: mi hijo ha vuelto, ha encontrado un buen trabajo, y lo que es mejor, ahora mi familia está unida.

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