Este Concilio llega como aire fresco. El nuevo Pentecostés del Siglo XX, como se llama al Concilio Vaticano II, lo proclamó e inauguró el Papa Juan XXII y al morir él, lo continuó su Santidad Pablo VI.
Nos dice Juan XXIII en su Gaudate Mater Eclessia : Los Concilios Ecuménicos, siempre que se reúnen, son celebración solemne de la unión de Cristo y de su Iglesia y por ende conducen a una universal irradiación de la verdad... Bien sabía este Papa lo que se necesitaba.
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