Querrás muchas veces no salir de la rutina, o tendrás miedo de dar razón de tu esperanza mas allá de las fronteras de tu comunidad, puedes incluso pensar que tu tarea de discípulo y misionero se reduce a lo que haces dentro de tu comunidad. Es verdad tú tienes que ayudar a tu comunidad a que sea más viva más evangelizadora, con mas talante evangélico, más fiel a lo que el Señor quiere de ella; pero nunca puedes olvidar que tu comunidad tiene como destino el mundo y su salvación.
No te conviertas nunca en obstáculo para la salida misionera de tu comunidad. No acapares para tí lo que está destinado para todos. Siente especial predilección por todas las propuestas y actividades que tienen a los más alejados como destinatarios de la acción. Si tú mismo no la puedes realizar, alégrate de que haya gente contigo que sienta pasión por sacar el Evangelio de los estrechos límites "de los de siempre"
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