martes, 19 de abril de 2011

ME CONFESÉ

No sé si soy  yo, o me envuelve el ambiente que paso a paso se vuelve festivo... estamos por celebrar los días mas fuertes de todo el año litúrgico: Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, pero como que ya el corazón se adelanta y quiere correr a la Pascua. Ayer pude ir a misa y confesarme, por poco y no se me hacía porque durante la misa nunca apareció el sacerdote que nos confesaría, la fila se iba alargando, muchos se daban por vencidos y se retiraban pero nos quedamos algunos aún después de que terminó la Misa. Y por fin apareció fray Luis.. ya he platicado de él alguna vez, el es un fray que aunque es joven padece altzheimer, pero su corazón es tan sacerdotal que no olvida lo más importante que él es "in persona Christi", y para confesarnos no necesita recordar nada más. Eso sí, se le olvidó darme la penitencia... bueno, pensando en eso, la vez pasada que me confesé tampoco me dejaron penitencia y me pudo porque no tengo como expresarle al Señor mi dolor por haber pecado... pero ahora pensé que de todas formas es tanta la gratuidad del perdón que aunque pasara mi vida sin volver a pecar e hiciera todas las penitencias posibles nunca sería suficiente, así que me acomodé tranquilamente en la misericordia de mi Señor y descansé.

El ambiente festivo está precisamente en haber celebrado el sacramento de la Reconciliación, no cabe duda que la Iglesia sabe lo que dice y lo que hace, "los sacramentos se celebran" aun la confesión: Se celebra una fiesta en la casa del Padre por la ovejita perdida que ha sido encontrada, por el hijo pecador que es esperado y por fin regresa... es una fiesta, una verdadera fiesta..... los que esperamos ese largo rato para poder recibir el perdón, éramos un montón de hijos pródigos que celebramos, nos regocijamos en los brazos de Jesús que nos perdonó... cada uno salía del confesionario con una enorme sonrisa. al salir del templo, como un impulso, extendí los brazos en el aire fresco del atardecer.

El día estuvo pintado por la espera de la Reconciliación, por la Eucaristía y la oración... ya anocheciendo al regresar a la casa no tenía ganas mas que de rezar... después de cenar, lo hicimos con alegría, encendimos una velita en la mesa del centro y rezamos el viacruicis, uno de niños, de mi librito de primera comunión, para que Helena lo hiciera también, en seguida el Rosario y se quedó dormida....

¿Cómo hacer para alargar la alegría? ¿para no pecar?

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