Un Papa polaco, Juan Pablo II, que el día de su elección lanza sus primeras palabras como un latigazo que estremece al mundo: ¡No tengáis miedo! Abrid, abrid las puertas a Cristo! Y ese será su cántico de alabanza y su llamada apremiante durante 26 años.
Presentar la figura del Santo Padre Juan Pablo II es ante todo tratar de delinear la trayectoria de un testigo de Cristo. Él es testigo del mensaje de Salvación con su vastísimo Magisterio pero aún más con su propia persona.
¿Cómo expresar en tan corto tiempo una vida tan plena, tan rica en dones; es imposible.
en Abril del 2005, los medios de comunicación se pusieron al servicio de la Iglesia y nos inundaron con imágenes, información, datos importantes. Nos narraron paso a paso la espera dolorosa de la agonía del Papa y después explotó la noticia de su muerte. A través de la televisión lo acompañamos en sus exequias y funerales hasta su última morada. Hoy ya es Venerable, podemos recurrir a él para que interceda por nosotros. Así que, aquí sólo haremos un modesto homenaje, pero no por ser modesto en su presentación, lo es en el amor que todos le expresamos con mucho agradecimiento:
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