sábado, 26 de diciembre de 2009

¡QUÉ LINDA ES LA NAVIDAD!


¡Qué linda es la Navidad!, ayer 25 de Diciembre, pudimos ir a Misa los tres, a Misa de 9:00 de la mañana, con los franciscanos, como antes, estaba el templo bastante solitario y frío, el Nacimiento encendido, con su gran estrella flotando en el aire, iluminando la gruta donde José y María contemplan al Niño, donde el venadito, los borreguitos, la mula, el buey y el gallo más grande que los borregos, no dejan de admirarse por el Huésped Divino.

Como "siempre" escogimos nuestro lugar en la banca de atrás, por si tuvieramos que salir apresurados, lo cual no sucedió. Las pocas personas que se encontraban ahí nos saludaban con inclinación de cabeza; con una sonrisa nos daban la bienvenida, como diciendo, !qué bueno que volvieron! Las señoras de la Legión de María, siempre fieles, hacían sus oraciones antes de que empezara la Misa. El coro, de lujo, -con voces que envidiarían los "famosos"- inundando la iglesia, cantaron a Dios, a su Misterio, a su Misericordia, a su Gloria, no importa si los escucha una multitud o tres o cuatro desmañanados que no nos desvelamos en la Noche Buena.

La Misa presidida por un fray muy devoto, que nos habló.... de la Navidad,... tema siempre nuevo si el corazón está dispuesto, tema que no se agota, no cansa, sino que vivifica, ilumina, engrandece. ¡Que linda es la Navidad!

Durante toda la Celebración, Helena estuvo entretenida con un bebé, (regalito que siempre le da la Virgen), a la hora de la comunión, Helena dijo: ¡vamos a comulgar! y se levantó con mucha alegría.... ¡qué linda es la Navidad!

Al terminar, nos acercamos al Nacimiento, y no puedo evitar que los ojos se me humedezcan por la emoción, el olor a Navidad, con el paixtle o heno, la gruta con escalones que nos invita a entrar, el Niño mirando al mundo con sus bracitos abiertos como queriendo ser cargado por su Madre o como queriendo ser abrazado por cada uno de nosotros. Luego se acercaron mis amigas de la Legión de María, nos abrazaron, y nos deseamos feliz Navidad y en seguida llegó un fray, nos trajo al Niño para besarlo; con cuánta dulzura Helena buscó un lugar para besarlo hasta que se le antojó besarlo en un hombro, yo lo besé en su cabecita y JA en los pies; y así cada uno de los poquitos que estabamos ahí... adoramos, amamos, besamos a Jesús. !qué linda es la Navidad!

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