Tu formación en la fe ha de ser una formación integral. No se trata sólo de que sepas mucho. Cuando la formación es integral, te lleva a lo que la Sagrada Escritura llama "la sabiduría", que no tiene que ver sólo con tu entendimiento, sino con tu madurez personal.
Los "saberes de la fe" te agarran en todas las dimensiones de tu vida, a las que dan una nueva orientació fundamental. Tu formación te hace ahondar en esa "sabiduría" que Dios te regala para orientar la totalidad de tu existencia. Para que, desde Dios, te encuentres en la vida "como pez en el agua".
Un discípulo misionero formado no es un discípulo "sabelotodo"; es el que aprende a "gustar" la vida desde el sabor que viene desde la fe. La invitación a la formación permanente integral nos la hace la misma Sagrada Escritura: "gusten y vean que bueno es el Señor; dichoso el que se acoge a Él". Como la Virgen María, adhierete por la fe a los caminos gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos de tu Maestro y Señor.
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